Cuando empezamos el año casi todos nos proponemos algo: hacer más deporte, comer sano, estar más con la familia, disfrutar más con los amigos…
Siempre nos proponemos “algo para hacer” y rara vez “algo que no hacer”. Sin embargo cuando pensamos en seguridad, el objetivo es “que nadie se lesione”.
El debate sobre "cero lesiones" se mueve entre lo ridículo y lo sublime. Sí, no es aceptable herir a NADIE, entonces establece una meta de cero.
Sin embargo, un objetivo no es una estrategia. Puede ser una llamada a la acción pero no una hoja de ruta para el éxito. No es lo que debes hacer ni tampoco lo que no debes hacer. Es el resultado deseado, no el plan de juego.
¿Te imaginas a un entrenador que lo mejor que puede decir a su equipo en el descanso es "¡No perdáis!"?
La verdadera excelencia en seguridad no es una meta elevada o un sueño de perfección. Es un enfoque estratégico para alcanzar un logro concreto.
El abordaje debe ser prescriptivo y predictivo.
Incluir propuestas específicas para fomentar un mayor conocimiento, habilidades y participación.
Comunicar e inspirar el esfuerzo discrecional de los involucrados.
Incluir métricas significativas que sean indicadores principales y den a cada trabajador una manera de valorar su propio desempeño diariamente.
Quedarnos en el "Cero daños" no es nada. Es sólo un eslogan que suena bien y que si se alcanza es temporalmente y más por suerte o variación normal que por estrategia y correcta ejecución de forma permanente.
Por todo esto, nuestro propósito para el nuevo año y nuestro deseo para ti y para todos es, con seguridad, que pese más la estrategia que los objetivos.
Feliz 2019